En el corazón de Manhattan se alza una silueta triangular que ha dejado una huella indeleble en el horizonte neoyorquino: el edificio Flatiron. Esta maravilla arquitectónica, reconocible al instante, atrae cada día a cientos de visitantes para inmortalizar su forma única. Aunque la mayoría de los turistas se conforman con fotografiarlo, pocos conocen realmente su fascinante historia y los tesoros que lo rodean. Desde 2021, este emblemático monumento ha sido objeto de importantes renovaciones, que continúan a día de hoy. A pesar de estas obras, el Flatiron sigue siendo una visita obligada en cualquier viaje a Nueva York, tanto por su valor histórico como por el ambiente dinámico del distrito al que dio nombre.
Un poco de historia
El Edificio Flatiron, originalmente llamado Edificio Fuller, representa un capítulo importante de la historia arquitectónica estadounidense. Construido en un tiempo récord de 24 meses, entre 1900 y 1902, fue uno de los primeros rascacielos de Nueva York. En aquella época pionera, sus 22 plantas y 87 metros de altura lo convertían en uno de los edificios más imponentes de la ciudad, muy lejos de gigantes modernos como el One World Trade Center, que hoy alcanza los 417 metros.
Fue el visionario empresario George A. Fuller quien encargó la construcción de este edificio para albergar las oficinas de su empresa. El edificio pronto atrajo a prestigiosos inquilinos, entre ellos el famoso periódico New York Times, que se instaló poco después de su inauguración. Esta presencia periodística inspiró a los creadores de los cómics de Spiderman para instalar las oficinas ficticias del Daily Bugle, donde trabaja Peter Parker.
La influencia del Flatiron en su entorno fue tan profunda que acabó dando nombre a todo el distrito: el Flatiron District. En el reconocimiento definitivo de su importancia, el edificio fue designado Lugar Histórico Nacional en 1989, formalizando su estatus de tesoro arquitectónico estadounidense.
Arquitectura notable
Una forma distintiva
La característica más llamativa del Flatiron es sin duda su forma triangular, que le ha valido su popular apodo. «Hierro plano» es una analogía perfecta de la esbelta silueta del edificio. Algunos también lo ven como la forma de la proa de un barco cortando las olas urbanas de Manhattan.
Esta audacia arquitectónica es obra de Daniel Burnham, un arquitecto estadounidense cuya visión fue recibida inicialmente con escepticismo. Muchos críticos predijeron que la estructura triangular no resistiría los poderosos vientos que barren las avenidas de Nueva York. Más de un siglo después, su robusto armazón de acero sigue demostrando la previsión de su diseñador.
Con una superficie total de 11.000 m², el edificio representó una proeza técnica considerable para su época. Un aspecto del Flatiron que a menudo se pasa por alto es la armoniosa integración de sus fachadas con el tejido urbano circundante. Tanto es así que, cuando se aborda desde un lateral, el edificio casi se funde con el paisaje; sólo cuando se mira de frente se revela plenamente su singular geometría.
Un precursor poco conocido
Aunque el Flatiron es mundialmente famoso, poca gente se da cuenta de que no es el único edificio triangular de Nueva York. En el distrito financiero, en el 1 de Wall Street Court, se alza otro edificio con una forma similar, pero que nunca ha alcanzado la fama de su ilustre primo. Esto nos recuerda que, además de su arquitectura única, el Flatiron también debe su fama a su ubicación estratégica en el cruce de las principales vías de comunicación.
El Flatiron hoy
Hoy en día, el edificio Flatiron alberga principalmente oficinas corporativas. Lamentablemente, esta vocación comercial limita las posibilidades de que los turistas visiten el edificio. Aunque el acceso a las plantas superiores está prohibido al público, el vestíbulo sigue siendo accesible y ofrece una interesante presentación histórica de la evolución del edificio.
A pesar de esta restricción, el Flatiron conserva un lugar especial en el imaginario colectivo, alimentado por sus numerosas apariciones en la cultura popular. Su papel más famoso es el de sede del Daily Bugle en las adaptaciones cinematográficas de Spiderman, lo que garantiza su reconocimiento por parte de las nuevas generaciones.
La silueta del Flatiron destaca aún más en el paisaje vertical de Manhattan, contrastando fuertemente con los rascacielos contemporáneos. Mientras torres como el One World Trade Center empujan cada vez más alto los límites de lo posible, el Flatiron es testigo de una era más comedida pero no menos audaz de la arquitectura neoyorquina.
Cómo fotografiar el Flatiron
Para los entusiastas de la fotografía, el Flatiron es un tema de primera, pero aún así hay que saber dónde colocarse para captar su majestuosidad. He aquí algunas ubicaciones ideales desde las que captar este monumento en todo su esplendor.
El primer punto de observación recomendado es la entrada de Madison Square Park. Esta posición ofrece una perspectiva ligeramente desplazada que resalta perfectamente la forma triangular del edificio. Para una composición aún más interesante, la pequeña plaza situada frente al edificio, con sus sillas y mesas, puede utilizarse para variar el primer plano.
Otra toma icónica utiliza el reloj de la 5ª Avenida, frente a Eataly, como elemento de primer plano. Este encuadre crea una composición dinámica entre el elemento circular del reloj y las líneas angulosas del Flatiron al fondo.
Para los entendidos, la ubicación exacta del Flatiron se encuentra en la intersección de Broadway (la única calle no rectilínea de Manhattan), la Quinta Avenida y la calle 23. Esta confluencia de arterias principales explica la forma triangular del emplazamiento y, en consecuencia, la del edificio.
Explore el distrito Flatiron
Madison Square Park: un oasis urbano
A tiro de piedra del edificio Flatiron se encuentra Madison Square Park, un pulmón verde en el corazón del distrito. Este parque no sólo ofrece magníficas vistas del famoso edificio, sino que también constituye una refrescante parada en un día de exploración de la ciudad.
El parque es algo más que un espacio verde: acoge regularmente actos culturales, exposiciones de arte al aire libre y conciertos. Para saber qué hay durante su estancia, eche un vistazo a la página web oficial del parque.
Atracciones culturales imprescindibles
El distrito Flatiron está repleto de atracciones para todos los gustos. Los fans de las series de televisión no querrán perderse The Friends Experience, una inmersión total en el mundo de la sitcom de culto. Los fans de todas las edades quedarán encantados con los decorados reconstruidos y los numerosos recuerdos.
Para los aprendices de mago, la gigantesca tienda de Harry Potter es una visita obligada. Con sus tres plantas de 1.850 m² y sus 15 salas temáticas, este templo de la magia es el mayor de su clase diseñado para muggles. Abundan los artículos de coleccionista y los recuerdos temáticos.
Los aficionados al arte fotográfico querrán dirigirse al museo Fotografiska, ubicado en un magnífico edificio del siglo XIX en Park Avenue. Además de exposiciones que cambian regularmente, este recinto cultural ofrece un variado programa de eventos musicales, espectáculos de danza, sesiones de yoga y proyecciones de películas. El restaurante y los bares lounge completan la experiencia cultural.
Compras originales
Para llevarse un auténtico recuerdo de su estancia en Nueva York, es imprescindible visitar Fishs Eddy. Esta boutique única, una auténtica cueva de Alí Babá, ofrece una impresionante colección de vajillas y objetos de decoración con los colores de Nueva York. Desde cuencos y tazas hasta paños de cocina y vasos, cada pieza cuenta una historia diferente sobre la ciudad.
Experiencias gastronómicas en la zona
Restaurantes icónicos
Tras un día de exploración, el distrito Flatiron ofrece multitud de opciones para satisfacer los apetitos más exigentes. Burger & Lobster es un lugar con una excelente relación calidad-precio para disfrutar de la langosta en todas sus formas, a precios mucho más asequibles que muchos establecimientos neoyorquinos.
Los aficionados a las sabrosas hamburguesas no pueden irse del barrio sin probar las de Shake Shack, una institución local. El local original de esta cadena ahora internacional se encuentra en Madison Square Park, y ofrece la posibilidad de disfrutar de estas delicias en la terraza con vistas al edificio Flatiron.
Vistas panorámicas y cócteles
Para rematar el día con estilo, la azotea del 230 Fifth ofrece una espléndida vista delEmpire State Building. Aunque popular entre los turistas, esta azotea merece plenamente su popularidad. Ya sea para tomar una copa por la noche o un brunch de fin de semana, el ambiente es festivo y las vistas espectaculares. En invierno, los iglús con calefacción le permitirán disfrutar de las vistas incluso con el tiempo más frío.
Guía práctica para visitantes
Para ayudarle a planificar su visita al Flatiron y sus alrededores, a continuación le ofrecemos información práctica. La dirección exacta del edificio Flatiron es 175 5th Avenue, en la intersección de 5th Avenue, Broadway y 23rd Street.
El distrito es fácilmente accesible en metro a través de varias líneas: las líneas N, R y W en la estación de la calle 23, o las líneas 4, 6 y 6 Express en la estación de la calle 23 en Park Avenue South.
Aunque su estancia en Nueva York sea breve, una visita al Flatiron es imprescindible. Sólo necesita unos minutos para visitar el exterior del edificio, pero las atracciones de la zona merecen al menos medio día de exploración. Para aprovechar al máximo la experiencia, planifique su visita para la mañana, de modo que disponga de la mejor luz posible para sus fotografías.
Conviene saber
¿Puedo visitar el Flatiron building?
Las oportunidades de visitar el Edificio Flatiron son limitadas. Aunque puede admirar el exterior del edificio y tomar fotografías a su antojo, el acceso al interior está restringido. El vestíbulo de entrada sigue abierto al público y contiene alguna información histórica, pero las plantas superiores, ocupadas por oficinas corporativas, están cerradas a los visitantes.
¿Por qué se llama así el Flatiron building?
El nombre «Flatiron» es una referencia directa a la forma triangular del edificio, que recuerda a una plancha antigua. Aunque su nombre oficial era originalmente Fuller Building, en honor a su patrocinador, fue el apodo popular el que se impuso con el tiempo, hasta el punto de convertirse en su designación oficial.